D. Caboclo, me temo que los dioses de la comunicación mediática solamente dan lo que se les pide. Seguro que dentro de cuatro o cinco programas el asunto es al revés, y, esta vez con suavidad, para que cuelen, harán una apología del racismo. Además, la rica prosa, capacidad de análisis y escala de valoración en los acontecimientos de esos "contertulios" ya los identifican. No son ni insultadores, ni racistas, ni prejuiciosos: son descerebrados que siguen el guión marcado desde arriba.
No es que sea lo mismo,pero no me negará que ahy un cierto parecido entre el disfrute de la lapidación física de las "adúlteras" Safiya y Amina (afortunadamente se han librado por los pelos) que la lapidación moral que se hace de quien sale en off, a merced del realizador y del cambiante código, cuyo objetivo es destripar moralmente al que se mueve de la foto.
"Santa" Ana Rosa Quintana, esa señora que escribe esos libros tan estupendos que cuando se descubre el pastel se apela a la comprensión del resto del gremio y aquello dura tres días gasta otra técnica: ella gusta de descuartizar en público a sus víctimas, induciéndolas a que se corten el abdomen y muestren sus tripas, y si no, les empuja el cuchllo para ayudarlas. Luego manda a sus payasos a que hagan cadenetas, confeti y serpentinas con las tripas del "invitado". Cuando ya está saturado el ambiente, antes de que empiece el rechazo, llega ella, aleja a los enanitos el circo y les da un coscorrón, ala vez que recoge las tripas con parsimonia exhibicionista y se las da al descuartizado para que salga del plató con ellas en la mano.
...Y esa es la "decente" de la panda.
Pero, no le quepa duda, eso gusta. Y mucho, a mucha gente. Triste, ero cierto.
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