Me dijo el Chancho -un coleguita mío- el otro día que yo era algo así como el Pereira de la novela de Tabuchi. Otro día me dijo que era como el maestro de
La lengua de las mariposas. Pues está muy bien. Son personajes heroicos en sus derrotas, apaleados por la vida y por las circunstancias, pero con una grandeza tremenda. Lo cierto es que no sé si lo dijo por la grandeza espirtual o por otras grandezas espaciales y/o temporales ¡Ay, el Chancho de lengua viperina!
Ayer me acordé del asunto y pensé que, en realidad, querría ser como este
¡¡¡¡Corto Maltés!!! Sí, el Caboclo quiere ser Corto Maltés y grabarse en la palma de su mano la línea de la fortuna de la que carece, construir día a día su destino, no verse envuelto en la vorágine vital que consume a Pereira o al maestro.
P. S. El Caboclo reconece su frivolidad y piensa que tampoco le importaría tener esa mirada profunda y esas patillas que le dan un aire peligroso.