No sé si esto es una despedida, pero tengo una extraña sensación de adiós. Me explico. Delante del teclado forman en hilera tres CDs del Mandrake Linux 9.0, un Knoppix Live CD, el Guadalinux de la Junta de Andalucía y un Live CD de Suse Linux 8.2; mientras contemplo la formación, escribo desde Windows. Me quiero cambiar, pero me da miedo porque mis experienias anteriores no han sido del todo positivas, aunque tampoco con Microsoft, que todo hay que decirlo. Pero quiero pasarme al software libre, es una pura cuestión ideológica, aunque suene un poco a idiotez, pero así de tremendo se pone el Caboclo de vez en cuando. El problema es que no sé si seré capaz de instalar el sistema correctamente, no sé si podré seguir haciendo las mismas cosas, ni siquiera sé si encontraré un programita para bitacorear que me guste tanto como este
wBloggar que uso (¿por qué no hace alguien una versión de Bloggar para Linux y en español?). En fin, que no sé y que no me decido entre diferentes opciones:
- Desenchufar uno mis HD e instalar el Linux (¿cuál, pardiez?) en el otro.
- Cambiar el HD de arranque e instalar Linux sobre él.
- Instalar Linux en una partición coexistiendo con Windows o en todo el disco.
- No instalar Linux y usarlo desde el Knoppix para juguetear.
- No hacer nada, olvidarme y asumir que soy usuario-esclavo de Microsoft.
- ¿Realmente es mejor para mí Linux que Windows?
Joer, que no sé qué hacer, pero me temo que en un ataque de valentía inconsciente, cuando publique esta historia, reiniciaré el PC arrancando desde CD para migrar a Linux. En fin, lo peor que puede pasarme es que lo pierda todo
otra vez.